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Contra la presunción

No confíes en tu riqueza,
ni digas: «Tengo suficiente.»
No confíes en tus fuerzas
para seguir tus caprichos.
No digas: «Nadie puede contra mí»,
porque el Señor te pedirá cuentas.
No digas: «Pequé, y nada me sucedió.»
Lo que pasa es que Dios es muy paciente.
No confíes en su perdón
para seguir pecando más y más.
No digas: «Dios es muy compasivo;
por más que yo peque, me perdonará.»
Porque él es compasivo, pero también se enoja,
y castiga con ira a los malvados.
No tardes en volverte a él;
no lo dejes siempre para el día siguiente.
Porque, cuando menos lo pienses, el Señor se enojará,
y perecerás el día del castigo.
No confíes en riquezas mal habidas,
pues de nada te servirán el día del castigo.

Sinceridad ante todo

No avientes el trigo a cualquier viento,
ni camines en cualquier dirección.
10 Sé constante en tu manera de pensar,
y no tengas más que una palabra.
11 Date prisa para escuchar,
pero ten calma para responder.
12 Si puedes, responde a los demás,
pero si no, quédate callado.
13 El hablar puede servir para la honra y la deshonra.
¡La lengua es la ruina del hombre!
14 No seas falso,
ni calumnies con tu lengua.
Así como para el ladrón se hizo la vergüenza,
las peores injurias se hicieron para el falso.
15 No hagas ningún mal, ni grande ni pequeño.