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La sabiduría y la insensatez

Es mejor gozar de buena fama
que gozar de un buen perfume.
Es mejor el día en que se muere
que el día en que se nace.
Es mejor asistir a un funeral
que presentarse en un banquete,
pues nuestra vida termina con la muerte
y los que vivimos debemos recordarlo.

Es mejor estar triste que estar alegre;
un rostro triste le viene bien al corazón.
Los sabios tienen presente la muerte;
los necios sólo piensan en divertirse.
Es mejor oír la reprensión de los sabios
que oír las alabanzas de los necios.

Espinos que crepitan bajo una olla en el fuego:
¡así resuenan las carcajadas de los necios!
¡Y también esto es vanidad!

Ciertamente la opresión aturde al sabio,
y el soborno corrompe el corazón.

Es mejor terminar un negocio que comenzarlo.
Es mejor ser humilde que ser arrogante.

No dejes que el enojo te haga perder la cabeza.
Sólo en el pecho de los necios halla lugar el enojo.

10 Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor.
Esa pregunta no refleja nada de sabiduría.

11 Buena es la ciencia con herencia,
y provechosa para los que ven el sol.
12 Buen escudo son la ciencia y las riquezas,
pero la sabiduría es más provechosa
porque da vida a quienes la tienen.

13 Mira y admira las obras de Dios:

¿quién podría enderezar lo que él ha torcido?

14 Cuando te llegue un buen día, disfruta de él; y cuando te llegue un mal día, piensa que Dios es el autor de uno y de otro, y que los mortales nunca sabremos lo que vendrá después.

15 Todo esto lo he visto durante mi vana vida: Hay gente honrada que muere por ser honrada, y hay gente malvada que por su maldad alarga su vida.

16 No hay que ser demasiado honrado,
ni ser tampoco demasiado sabio;
¿por qué habríamos de hacernos daño?

17 No hagas mucho mal, ni seas insensato;
¿para qué morir antes de tiempo?

18 Bien está que tomes esto, sin soltar aquello;
si temes a Dios, te irá bien en todo.

19 La sabiduría da al sabio más fuerza

que diez hombres fuertes a una ciudad.

20 No hay en la tierra nadie tan justo

que siempre haga el bien y nunca peque.

21 No permitas que tu corazón se fije en todo lo que se dice. Así no oirás a tu siervo cuando hable mal de ti. 22 Aunque en lo íntimo sabes que, muchas veces, también tú has hablado mal de otros.

23 Por medio de la sabiduría, todo esto lo puse a prueba, y me dije: «Voy a ser sabio.» ¡Pero la sabiduría se apartó de mí! 24 Lo que antes fue, está muy distante; y lo que está muy profundo, ¿quién puede encontrarlo?

25 Dirigí entonces mi atención hacia el conocimiento, el estudio y la investigación de la sabiduría y el razonamiento, para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error, 26 y me encontré con que la mujer cuyo corazón es un lazo y una red, y cuyas manos son ligaduras, es más amarga que la muerte. El que agrada a Dios se libra de ella, pero el pecador se vuelve su prisionero.

27 Tales han sido mis hallazgos, al ponderar las cosas una por una para hallarles su razón de ser.

—Palabras del Predicador.

28 Sin embargo, todavía no he encontrado lo que ando buscando. Entre mil hombres ya he encontrado uno, pero entre todas las mujeres todavía no he hallado una sola. 29 Lo único que he encontrado es que Dios hizo perfecto al género humano, pero éste se ha buscado demasiados problemas.

Contraste entre la sabiduría y la insensatez

Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón. Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón. El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría. Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios. Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad. Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón. Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios. 10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. 11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; mas la sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció?

14 En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él.

15 Todo esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia, y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16 No seas demasiado justo, ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17 No hagas mucho mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? 18 Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel que a Dios teme, saldrá bien en todo.

19 La sabiduría fortalece al sabio más que diez poderosos que haya en una ciudad.

20 Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.

21 Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu siervo cuando dice mal de ti; 22 porque tu corazón sabe que tú también dijiste mal de otros muchas veces.

23 Todas estas cosas probé con sabiduría, diciendo: Seré sabio; pero la sabiduría se alejó de mí. 24 Lejos está lo que fue; y lo muy profundo, ¿quién lo hallará? 25 Me volví y fijé mi corazón para saber y examinar e inquirir la sabiduría y la razón, y para conocer la maldad de la insensatez y el desvarío del error. 26 Y he hallado más amarga que la muerte a la mujer cuyo corazón es lazos y redes, y sus manos ligaduras. El que agrada a Dios escapará de ella; mas el pecador quedará en ella preso. 27 He aquí que esto he hallado, dice el Predicador, pesando las cosas una por una para hallar la razón; 28 lo que aún busca mi alma, y no lo encuentra: un hombre entre mil he hallado, pero mujer entre todas estas nunca hallé. 29 He aquí, solamente esto he hallado: que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.