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¿Quién como el sabio? ¿Quién conoce la interpretación de las cosas? La sabiduría del hombre iluminará su rostro y transformará la dureza de su semblante.

La autoridad y la justicia

Digo yo[a]: Guarda el mandamiento del rey, y a causa del juramento hecho a Dios, no te apresures a irte de su presencia ni te detengas en cosa mala, porque él hará todo lo que le plazca. Ya que la palabra del rey tiene poder, ¿quién le preguntará lo que hace? El que guarda el mandamiento no conocerá el mal. El corazón del sabio conoce el tiempo y el proceder. Pues para todo deseo hay un tiempo y un proceder, aunque grande es el mal que le sobreviene al hombre. Porque este no sabe qué ha de suceder; pues lo que ha de ser, ¿quién se lo declarará? No hay hombre que tenga poder sobre el hálito de vida, como para retenerlo, ni hay poder sobre el día de la muerte. No hay tregua en semejante guerra ni la impiedad librará a los que la poseen.

Todo esto he observado, y he dedicado mi corazón a todo lo que se hace debajo del sol. Hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para su propio mal. 10 Asimismo, he observado esto: que los impíos, que antes entraban y salían del lugar santo, son sepultados y reciben elogios[b] en la ciudad donde así hicieron. Esto también es vanidad.

11 Cuando la sentencia contra la mala obra no se ejecuta enseguida, el corazón de los hijos del hombre queda más predispuesto para hacer el mal. 12 Aunque un pecador haga mal cien veces y prolongue sus días, con todo yo sé que a los que temen a Dios, a los que temen ante su presencia, les irá bien. 13 Pero al impío no le irá bien ni le serán alargados sus días como la sombra; porque no teme ante la presencia de Dios.

Vanidad del destino humano

14 Hay una vanidad que se hace sobre la tierra: Hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes sucede como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. 15 Por eso yo elogio la alegría, pues el hombre no tiene debajo del sol mejor bien que comer, beber y alegrarse. Esto lo acompañará en su duro trabajo durante los días de su vida que Dios le ha dado debajo del sol.

16 Al dedicar mi corazón a conocer la sabiduría y a ver la tarea que se realiza sobre la tierra (porque ni de noche ni de día los ojos del hombre disfrutan del sueño), 17 vi todas las obras de Dios. Ciertamente el hombre no logra comprender la obra que se hace debajo del sol. Por más que se esfuerce buscándolo, no lo alcanzará; aunque el sabio diga que lo conoce, no por ello podrá alcanzarlo.

Footnotes

  1. Eclesiastés 8:2 Vers. antiguas omiten digo yo.
  2. Eclesiastés 8:10 Según varios mss. y vers. griegas; TM, son olvidados.

¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará.

Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: Qué haces? El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio. Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee. Todo esto he visto, y he puesto mi corazón en todo lo que debajo del sol se hace; hay tiempo en que el hombre se enseñorea del hombre para mal suyo.

Desigualdades de la vida

10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. 11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. 12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios.

14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. 15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.

16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.