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Todo está en manos de Dios

Pues bien, he tomado todas estas cosas en mi corazón y declaro[a] todo esto: que los justos y los sabios y sus hechos están en la mano de Dios(A). Los hombres no saben(B) ni de amor ni de odio(C), aunque todo está delante de ellos.

A todos les sucede lo mismo(D):

Hay una misma suerte para el justo y para el impío;
Para el bueno[b], para el limpio y para el inmundo;
Para el que ofrece sacrificio y para el que no sacrifica.
Como el bueno, así es el pecador;
Como el que jura, así es el que teme jurar[c](E).

Este mal hay en todo lo que se hace bajo el sol: que hay una misma suerte para todos(F). Además, el corazón de los hijos de los hombres está lleno de maldad(G) y hay locura(H) en su corazón toda su vida. Después se van a los muertos. Para cualquiera que está unido con los vivos, hay esperanza; ciertamente un perro vivo es mejor que un león muerto.

Porque los que viven saben que han de morir,
Pero los muertos no saben nada(I),
Ni tienen ya ninguna recompensa,
Porque su recuerdo está olvidado(J).
En verdad, su amor, su odio y su celo ya han perecido,
Y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace(K) bajo el sol.

Vete, come tu pan con gozo,
Y bebe tu vino con corazón alegre,
Porque Dios ya ha aprobado tus obras(L).
En todo tiempo sean blancas tus ropas(M),
Y que no falte ungüento sobre tu cabeza(N).

Goza de la vida con la mujer que amas todos los días de tu vida fugaz[d](O) que Él te ha dado bajo el sol, todos los días de tu vanidad. Porque esta es tu parte en la vida y en el trabajo con que te afanas bajo el sol(P).

10 Todo lo que tu mano halle para hacer, hazlo según tus fuerzas(Q); porque no hay actividad ni propósito ni conocimiento ni sabiduría(R) en el Seol[e](S) adonde vas.

11 Vi, además, que bajo el sol
No es de los ligeros la carrera(T),
Ni de los valientes[f] la batalla(U);
Y que tampoco de los sabios es el pan,
Ni de los entendidos las riquezas(V),
Ni de los hábiles el favor,
Sino que el tiempo y la suerte les llegan a todos(W).
12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo(X):
Como peces atrapados en la red traicionera
Y como aves apresadas en la trampa(Y),
Así son atrapados los hijos de los hombres(Z) en el tiempo malo
Cuando este cae de repente sobre ellos(AA).

Sabiduría y necedad

13 También esto llegué a ver como sabiduría bajo el sol, y me impresionó[g]: 14 Había una pequeña ciudad con pocos hombres en ella. Llegó[h] un gran rey, la cercó y construyó contra ella grandes baluartes. 15 Pero en ella se hallaba un hombre pobre y sabio(AB); y él con su sabiduría libró[i] la ciudad(AC); sin embargo, nadie se acordó de aquel hombre pobre(AD). 16 Y yo me dije:

«Mejor es la sabiduría que la fuerza(AE)».
Pero la sabiduría del pobre se desprecia
Y no se presta atención a sus palabras.
17 Las palabras del sabio oídas en quietud son mejores
Que los gritos del gobernante entre los necios(AF).
18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra(AG),
Pero un solo pecador destruye mucho bien(AH).

Footnotes

  1. Eclesiastés 9:1 Lit. examino.
  2. Eclesiastés 9:2 Algunas versiones antiguas agregan: y para el malo.
  3. Eclesiastés 9:2 Lit. un juramento.
  4. Eclesiastés 9:9 Lit. vida de vanidad.
  5. Eclesiastés 9:10 I.e. región de los muertos.
  6. Eclesiastés 9:11 O guerreros.
  7. Eclesiastés 9:13 Lit. grande fue para mí.
  8. Eclesiastés 9:14 Lit. Vino a ella.
  9. Eclesiastés 9:15 O pudiera haber librado.

Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas, para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al bueno, al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol, que un mismo suceso acontece a todos, y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol.

Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios.

En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza.

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.

11 Me volví y vi debajo del sol, que ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos. 12 Porque el hombre tampoco conoce su tiempo; como los peces que son presos en la mala red, y como las aves que se enredan en lazo, así son enlazados los hijos de los hombres en el tiempo malo, cuando cae de repente sobre ellos.

13 También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: 14 una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; 15 y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. 16 Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras.

17 Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios. 18 Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un pecador destruye mucho bien.