Opresores y oprimidos

Luego me fijé en tanta opresión que hay bajo el sol.

Vi llorar a los oprimidos
    y no había quien los consolara;
el poder estaba del lado de sus opresores
    y no había quien los consolara.
Y consideré más felices a los que ya han muerto
    que a los que aún viven,
aunque en mejor situación
    están los que aún no han nacido,
los que todavía no han visto la maldad
    que se comete bajo el sol.

Vi, además, que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Y también esto es vanidad; ¡es correr tras el viento!

El necio se cruza de brazos
    y se devora a sí mismo.
Mejor un puñado de tranquilidad
    que dos de fatiga
    y de correr tras el viento.

La unión hace la fuerza

Me fijé entonces en otra vanidad bajo el sol:

Vi a un hombre solitario,
    sin hijos ni hermanos.
Nunca dejaba de afanarse;
    ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas!
«¿Para quién trabajo tanto», se preguntó,
    «y me abstengo de las cosas buenas?».
¡También esto es vanidad
    y una penosa tarea!

Mejor son dos que uno,
    porque obtienen más fruto de su esfuerzo.
10 Si caen,
    el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae
    y no tiene quien lo levante!
11 Si dos se acuestan juntos,
    entrarán en calor;
    uno solo ¿cómo va a calentarse?
12 Uno solo puede ser vencido,
    pero dos pueden resistir.
¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!

Juventud y sabiduría

13 Mejor es un joven pobre, pero sabio, que un rey viejo, pero necio, que ya no sabe recibir consejos. 14 Aunque de la cárcel haya ascendido al trono o haya nacido pobre en ese reino, 15 he visto que la gente que vive bajo el sol apoya al joven que sucede al rey. 16 Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes,[a] muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es vanidad; ¡es querer alcanzar el viento!

Footnotes

  1. 4:16 los reyes. Lit. ellos.

Dirigí entonces la mirada hacia tanta violencia que se comete bajo el sol, y pude ver que los oprimidos lloran y no hay quien los consuele; y no hay quien los consuele porque el poder está en manos de sus opresores. Felicité entonces a los que ya han muerto, más que a los que aún viven, aunque más felices que estos dos son los que todavía no han nacido, pues todavía no han visto tanta maldad que se comete bajo el sol.

También he podido ver que todo el que se afana y tiene éxito en lo que hace despierta la envidia de su prójimo. ¡Y esto también es vanidad y aflicción de espíritu!

El necio se cruza de brazos,
y acaba por destruirse a sí mismo.
Más vale un puñado de descanso
que dos puñados de afanes y aflicción de espíritu.

Una vez más dirigí la mirada hacia la vanidad que existe bajo el sol. Y vi a un hombre solo, sin hijos ni hermanos que lo sucedieran, y que no obstante nunca dejaba de trabajar ni se cansaba de contemplar sus riquezas, ni tampoco se preguntaba: «Y yo, ¿para quién trabajo? ¿Para qué reprimo mi apetito por las cosas buenas?» ¡Y esto también es vanidad, y un trabajo infructuoso!

Dos son mejor que uno, porque sacan más provecho de sus afanes.
10 Si uno de ellos se tropieza, el otro lo levanta.
¡Pero ay de aquel que tropieza y no hay quien lo levante!
11 Si dos se acuestan juntos, mutuamente se calientan;
pero uno solo no puede calentarse.
12 Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia.
El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente.

13 Mejor es el joven pobre y sabio, que el rey viejo y necio, que no admite consejos. 14 Porque el joven sabio, aunque haya nacido pobre en el reino del viejo necio, sale de la cárcel para asumir el trono. 15 Yo he visto a todos los que viven bajo el sol seguir al joven que sucederá al rey necio. 16 ¡La gente que lo sigue es incontable! Y sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos con él. ¡Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu!