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No te apresures,
    ni con la boca ni con la mente,
    a proferir ante Dios palabra alguna;
él está en el cielo y tú estás en la tierra.
    Mide, pues, tus palabras.
Quien mucho se preocupa tiene pesadillas,
    y quien mucho habla dice tonterías.

Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos:

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