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11 El sabio, aunque pobre, llevará alta la frente
y se sentará con la gente importante.
No alabes a nadie por su belleza,
ni desprecies a nadie por su fealdad.
¡Pequeño animalito es la abeja,
pero nada hay tan dulce como la miel que produce!
No te burles del que lleva ropa gastada,
ni te rías del que pasa días amargos.
Porque el Señor hace cosas admirables,
cosas que el hombre no puede comprender.
Muchos de los humillados se sentaron en tronos,
y sin pensarlo se vieron coronados.
Muchos encumbrados cayeron en desgracia,
y teniendo honores quedaron en poder de otros.
No critiques sin antes averiguar;
primero examina, censura después.
Hijo mío, escucha antes de responder,
y cuando otro habla no lo interrumpas.
No pongas pleito, si no te ves obligado,
ni te metas en las peleas de los insolentes.
10 ¿Para qué vivir en pleitos, hijo mío?
Si insistes mucho, terminarás siendo condenado.
Por más que corras nada alcanzarás,
y por mucho que huyas no podrás escapar.
11 Hay quienes corren, sudan y se cansan,
y sin embargo llegan tarde.
12 Otro es pobre y vagabundo,
anda falto de todo y muy enfermo,
pero el Señor lo mira para hacerle bien
y lo saca del polvo y la miseria,
13 le hace alzar la frente y lo eleva,
y muchos se quedan admirados.
14 Del Señor vienen lo bueno y lo malo,
la vida y la muerte, la pobreza y la riqueza.
15 Son dones del Señor la sabiduría,
la inteligencia y la sensatez,
el amor y la buena conducta.
16 La estupidez y las tinieblas fueron hechas para los malos,
y el mal acompaña a los malvados.
17 Los dones del Señor son para los buenos;
él los ama y les dará éxito siempre.
18 Hay quien se hace rico a fuerza de trabajos,
pero se queda sin su recompensa.
19 Dice: «Ya puedo descansar;
voy a gozar de mis bienes.»
Pero no sabe cuánto tiempo pasará
antes de que muera y deje todo eso a otros.

20 Hijo mío, cumple con tu deber, ocúpate de él,
que la vejez te llegue haciendo tu tarea.
21 No admires las obras de los malos;
confía en el Señor y espera su luz.
Pues para él es cosa fácil
hacer rico al pobre en un momento.
22 Los buenos recibirán la bendición de Dios,
su esperanza florecerá a su debido tiempo.
23 No digas: «Ya tengo lo que deseaba,
no me falta nada más.»
24 No digas: «Tengo lo que necesito,
¿qué mal puede venirme?»
25 Un día feliz hace olvidar los males,
y un día malo hace olvidar la felicidad.
26 Para Dios es cosa fácil dar al hombre, cuando muera,
lo que mereció por su conducta.
27 Un mal momento hace que se olviden los placeres;
pero sólo al final se ve lo que cada uno es.
28 No llames feliz a nadie antes de su muerte;
cuando le llegue el fin se sabrá cómo era.

Cuidado al escoger amigos

29 No lleves a tu casa a cualquiera;
el tramposo tiene muchas mañas.
30 El corazón del orgulloso es como pájaro en trampa,
como lobo que aguarda a su presa.
31 El chismoso cambia lo bueno en malo,
y propaga mentiras sobre lo que tú más estimas.
32 Una chispita puede causar un gran incendio,
y un malvado está listo a cometer un crimen.
33 ¡Cuidado con el malo, porque es causa de males!
¿Por qué atraerte deshonra para siempre?
34 No te juntes con el malvado, pues torcerá tu conducta
y te hará ser infiel a tus compromisos.