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28 Del vengativo se vengará el Señor;
Dios llevará cuenta estricta de sus pecados.
Perdona las ofensas a tu prójimo,
y Dios perdonará tus pecados cuando se lo pidas.
Si uno guarda rencor a su prójimo,
¿cómo querrá que Dios le dé a él la salud?
No tiene compasión de un hombre igual a él,
¿y pide a Dios el perdón de sus pecados?
Es un simple mortal y guarda rencor,
¿quién le obtendrá el perdón de sus pecados?
Piensa en tu fin y ya no odies más;
piensa en la muerte y cumple los mandamientos.
Recuerda los mandamientos y no odies al prójimo;
piensa en la alianza del Altísimo y perdona las faltas.

No eches más leña al fuego

Aléjate de las peleas y evitarás pecados,
porque el colérico enciende peleas.
El pecador siembra discordia entre amigos,
y donde hay paz esparce calumnias.
10 Cuanta más leña hay, tanto más arde el fuego;
cuanta más terquedad, más se enciende la pelea.
Cuanto mayor es la fuerza, mayor es el enojo;
cuanto más grande la riqueza, más grande la furia.
11 Pajas y resinas alimentan el fuego;
pelea acalorada termina en muerte violenta.
12 Si soplas a una chispa, se enciende,
si la escupes, se apaga;
y tanto el soplo como la saliva salen de tu boca.

Las malas lenguas

13 ¡Malditos el murmurador y el mentiroso,
porque han sido la ruina de muchos que vivían en paz!
14 Las calumnias han perjudicado a muchos
y los han hecho ir de país en país;
han destruido ciudades fortificadas
y arruinado las casas de hombres poderosos.
15 Las calumnias han sido culpables
de que mujeres ejemplares hayan sido repudiadas,
haciéndolas perder el fruto de su trabajo.
16 El que hace caso a las calumnias no hallará descanso
ni podrá vivir en paz.
17 Las heridas causadas por azotes se quedan en la piel;
las heridas causadas por la lengua rompen los huesos.
18 Muchos han muerto a filo de espada,
pero más aún por culpa de las malas lenguas.
19 ¡Dichoso el que está a salvo de la lengua,
el que no ha sido víctima de su furia,
ni ha caído bajo su yugo,
ni ha quedado preso en sus cadenas!
20 Su yugo es yugo de hierro,
sus cadenas, cadenas de bronce.
21 La muerte que causa es una muerte cruel:
es preferible la tumba.
22 La lengua no tiene poder sobre los buenos;
sus llamas no podrán quemarlos.
23 Pero en ellas caerán los que abandonan al Señor,
se encenderán contra ellos y no se apagarán;
se lanzarán como un león contra ellos,
los destrozarán como una pantera.
24 Si pones un cercado de espinas a tu viña
y guardas bien tu oro y tu plata,
25 pon también puerta y cerrojo a tu boca
y pesa las palabras que digas.
26 Ten cuidado de no pecar con la lengua,
para no caer en poder de tu enemigo.