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Y DE ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados,

En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia:

Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás.

Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó,

Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos;

Y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús,

Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios:

No por obras, para que nadie se gloríe.

10 Porque somos hechura suya, criados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó para que anduviésemos en ellas.

11 Por tanto, acordaos que en otro tiempo vosotros los Gentiles en la carne, que erais llamados incircuncisión por la que se llama circuncisión, hecha con mano en la carne;

12 Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

13 Mas ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

14 Porque él es nuestra paz, que de ambos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación;

15 Dirimiendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos en orden á ritos, para edificar en sí mismo los dos en un nuevo hombre, haciendo la paz,

16 Y reconciliar por la cruz con Dios á ambos en un mismo cuerpo, matando en ella las enemistades.

17 Y vino, y anunció la paz á vosotros que estabais lejos, y á los que estaban cerca:

18 Que por él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios;

20 Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo;

21 En el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor:

22 En el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu.

De muerte a vida por Cristo

Y Él os dio vida a vosotros, que estabais[a] muertos en[b] vuestros delitos y pecados(A), en los cuales anduvisteis en otro tiempo(B) según la corriente[c] de este mundo(C), conforme al príncipe de la potestad del aire(D), el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia(E), entre los cuales también todos nosotros en otro tiempo vivíamos(F) en las pasiones de nuestra carne(G), satisfaciendo[d] los deseos de la carne y de la mente[e], y éramos por naturaleza(H) hijos de ira(I), lo mismo que los demás(J). Pero Dios, que es rico en misericordia(K), por causa del[f] gran amor con que nos amó(L), aun cuando estábamos muertos en[g] nuestros delitos(M), nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia habéis sido salvados(N)), y con Él nos resucitó(O), y con Él nos sentó en los lugares celestiales(P) en Cristo Jesús(Q), a fin de poder mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia(R) por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia habéis sido salvados(S) por medio de la fe(T), y esto no de vosotros, sino que es don de Dios(U); no por[h] obras(V), para que nadie se gloríe(W). 10 Porque somos hechura suya, creados(X) en Cristo Jesús(Y) para hacer buenas obras(Z), las cuales Dios preparó de antemano(AA) para que anduviéramos en ellas(AB).

En Cristo hay paz y unidad

11 Recordad, pues, que en otro tiempo(AC) vosotros los gentiles en la carne(AD), llamados incircuncisión por la tal llamada circuncisión, hecha por manos en la carne(AE), 12 recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía[i] de Israel(AF), extraños a los pactos(AG) de la promesa, sin tener esperanza(AH), y sin Dios(AI) en el mundo. 13 Pero ahora en Cristo Jesús(AJ), vosotros, que en otro tiempo(AK) estabais lejos, habéis sido acercados(AL) por[j] la sangre de Cristo(AM). 14 Porque Él mismo es nuestra paz(AN), quien de ambos pueblos hizo uno(AO), derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne la enemistad(AP), la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas(AQ), para crear en sí mismo de los dos un nuevo hombre(AR), estableciendo así la paz(AS), 16 y para reconciliar con Dios(AT) a los dos en un cuerpo(AU) por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad(AV). 17 Y vino y anunció(AW) paz(AX) a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca(AY); 18 porque por medio de Él los unos y los otros[k] tenemos nuestra entrada(AZ) al Padre(BA) en un mismo Espíritu(BB). 19 Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros(BC), sino que sois conciudadanos(BD) de los santos y sois de la familia[l] de Dios(BE), 20 edificados(BF) sobre el fundamento(BG) de los apóstoles y profetas(BH), siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular(BI), 21 en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo(BJ) para ser un templo santo en el Señor(BK), 22 en quien también vosotros sois juntamente edificados(BL) para morada de Dios en el Espíritu(BM).

Footnotes

  1. Efesios 2:1 Lit., estando
  2. Efesios 2:1 O, a causa de
  3. Efesios 2:2 Lit., época
  4. Efesios 2:3 Lit., haciendo
  5. Efesios 2:3 Lit., de los pensamientos
  6. Efesios 2:4 Lit., de su
  7. Efesios 2:5 O, a causa de
  8. Efesios 2:9 Lit., de; i.e., como resultado de
  9. Efesios 2:12 O, comunidad
  10. Efesios 2:13 O, en
  11. Efesios 2:18 Lit., ambos
  12. Efesios 2:19 Lit., los de la casa

De la muerte a la vida

Tiempo hubo en que vuestras culpas y pecados os mantenían en estado de muerte. Era el tiempo en que seguíais los torcidos caminos de este mundo y las directrices del que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, de ese espíritu que al presente actúa con eficacia entre quienes se hallan en rebeldía contra Dios. Así vivíamos también todos nosotros en el pasado: sometidos a nuestras desordenadas apetencias humanas, obedientes a esos desordenados impulsos del instinto y de la imaginación, y destinados por nuestra condición a experimentar, como los demás, la ira de Dios.

Pero la piedad de Dios es grande, e inmenso su amor hacia nosotros. Por eso, aunque estábamos muertos en razón de nuestras culpas, nos hizo revivir junto con Cristo —¡la salvación es pura generosidad de Dios!—, nos resucitó y nos sentó con Cristo Jesús en el cielo. Desplegó así, ante los siglos venideros, toda la impresionante riqueza de su gracia, hecha bondad para nosotros en Cristo Jesús. En efecto, habéis sido salvados gratuitamente mediante la fe. Y eso no es algo que provenga de vosotros; es un don de Dios. No es, pues, cuestión de obras humanas, para que nadie pueda presumir. 10 Lo que somos, a Dios se lo debemos. Él nos ha creado por medio de Cristo Jesús, para que hagamos el bien que Dios mismo nos señaló de antemano como norma de conducta.

Paz y unidad en Cristo

11 Recordad, pues, que vosotros, paganos en otro tiempo por nacimiento y considerados incircuncisos por los llamados circuncisos —esos que llevan en su cuerpo una marca hecha por manos humanas— 12 estabais en el pasado privados de Cristo, sin derecho a la ciudadanía de Israel, ajenos a las alianzas portadoras de la promesa, sin esperanza y sin Dios en medio del mundo. 13 Ahora, en cambio, injertados en Cristo Jesús y gracias a su muerte, ya no estáis lejos como antes, sino cerca.

14 Cristo es nuestra paz. Él ha hecho de ambos pueblos uno solo; él ha derribado el muro de odio que los separaba; 15 él ha puesto fin en su propio cuerpo a la ley mosaica, con sus preceptos y sus normas, y ha creado en su propia persona con los dos pueblos una nueva humanidad, estableciendo la paz. 16 Él ha reconciliado con Dios a ambos pueblos por medio de la cruz, los ha unido en un solo cuerpo y ha destruido así su enemistad. 17 Él ha venido a traer la noticia de la paz: paz para vosotros, los que estabais lejos, y paz también para los que estaban cerca. 18 Unos y otros, gracias a él y unidos en un solo Espíritu, tenemos abierto el camino que conduce al Padre.

19 Ya no sois, por tanto, extranjeros o advenedizos. Sois conciudadanos de un pueblo consagrado, sois familia de Dios, 20 sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es la piedra angular 21 en la que todo el edificio queda ensamblado y va creciendo hasta convertirse en templo consagrado al Señor, 22 en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.

De la muerte a la vida

Hace tiempo ustedes estaban espiritualmente muertos a causa de sus pecados y sus ofensas contra Dios. Antes vivían pecando, igual que todo el mundo, y se dejaban guiar por el que gobierna las fuerzas de maldad que están en el aire y que todavía actúa por medio de los que desobedecen a Dios. Todos nosotros vivíamos así antes. Nuestra forma de vida era complacer los deseos perversos de nuestra naturaleza carnal. Hacíamos cualquier cosa que la naturaleza carnal deseara o que la mente pudiera imaginar. Tal como los demás, merecíamos que Dios nos castigara con su enojo. Pero la compasión de Dios es muy grande, y él nos amó con un inmenso amor. Estábamos muertos espiritualmente a causa de nuestras ofensas contra Dios, pero él nos dio vida al unirnos con Jesucristo. Fíjense, ustedes fueron salvos sólo gracias a la generosidad de Dios. Él nos levantó de la muerte junto con Cristo y nos sentó junto a él en el cielo. Dios hizo esto para mostrar en el futuro su inmensa generosidad siendo bondadoso con nosotros a través de Jesucristo. Ustedes fueron salvos gracias a la generosidad de Dios porque tuvieron fe. No se salvaron a sí mismos, su salvación fue un regalo de Dios. La salvación no es algo que ustedes hayan conseguido, pues nadie puede decir que se salvó a sí mismo. 10 Nosotros somos obra de Dios, creados en Jesucristo para realizar las buenas obras que Dios ya planeó de antemano para que nos ocupáramos de ellas.

Somos uno en Cristo

11 Recuerden que ustedes no nacieron como judíos, quienes se llaman a sí mismos «circuncidados» y los llamaban a ustedes «no circuncidados», pero la circuncisión es sólo algo que ellos se hacen en el cuerpo. 12 Recuerden que ustedes no tenían a Cristo: no eran ciudadanos de Israel, no tenían nada que ver con los pactos ni con las promesas de Dios. Ustedes vivían sin Dios en el mundo y sin ninguna esperanza. 13 Pero ahora, unidos a Jesucristo ya no están lejos de Dios porque la muerte[a] de Cristo los acercó a Dios.

14 Cristo nos trajo la paz y es quien nos ha unido a todos en un solo pueblo. Antes, los judíos y los que no son judíos se odiaban y estaban divididos como si un muro los separara, pero Cristo murió para derrumbar ese muro de odio. 15 La ley tenía muchos mandamientos y normas, pero Cristo acabó con esa ley para que los dos grupos se conviertan en un solo pueblo con él, y así hizo la paz. 16 Cristo murió en la cruz y con su muerte terminó la enemistad entre los pueblos, hizo que todos estuvieran en paz con Dios y que fueran un solo cuerpo. 17 Él vino y proclamó la paz tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca de él. 18 Por medio de Cristo todos podemos acercarnos al Padre en el mismo Espíritu.

19 Por lo tanto, ustedes los que no son judíos, ya no son inmigrantes ni exiliados, sino ciudadanos junto con el pueblo santo y forman parte de la familia de Dios. 20 Ustedes los creyentes son esa casa, construida sobre una base sólida formada por los apóstoles y profetas, siendo Cristo mismo la piedra más importante de la construcción. 21 Todo el edificio se mantiene unido debido a él, quien hace que crezca y se convierta en un templo santo para el Señor. 22 Gracias a Cristo, ustedes y los judíos forman parte del mismo templo donde vive Dios a través del Espíritu.

Footnotes

  1. 2:13 la muerte Textualmente la sangre.