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25 Les pesé(A) la plata, el oro y los utensilios, la ofrenda para la casa de nuestro Dios que habían ofrecido(B) el rey, sus consejeros(C), sus príncipes y todo Israel que allí estaba. 26 Pesé, pues, y entregué en sus manos 22.1 toneladas de plata, y utensilios de plata que valían 3.4 toneladas, y 3.4 toneladas de oro(D); 27 también veinte tazas de oro que pesaban 1,000 dáricos (8.5 kilos), y dos utensilios de fino y reluciente bronce, valiosos como el oro.

28 Y les dije: «Ustedes están consagrados al Señor(E), y los utensilios son sagrados(F). La plata y el oro son ofrenda voluntaria al Señor, Dios de sus padres. 29 Vigilen y guárdenlos hasta que los pesen delante de los principales sacerdotes, los levitas y los jefes de casas paternas de Israel en Jerusalén, en las cámaras de la casa del Señor(G)». 30 Así que los sacerdotes y los levitas recibieron la plata, el oro y los utensilios(H) ya pesados, para traerlos a Jerusalén a la casa de nuestro Dios.

31 Partimos del río Ahava(I) el día doce del mes primero(J) para ir a Jerusalén; y la mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros, y nos libró de mano del enemigo y de las emboscadas en el camino(K). 32 Llegamos a Jerusalén y nos quedamos allí tres días(L). 33 Y al cuarto día la plata y el oro y los utensilios fueron pesados en la casa de nuestro Dios(M) y entregados en mano de Meremot, hijo del sacerdote Urías(N), y con él estaba Eleazar, hijo de Finees; y con ellos estaban los levitas Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binúi. 34 Todo fue contado y pesado, y todo el peso fue anotado en aquel tiempo.

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