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[1d] Su cara, que deslumbraba por su esplendor, se cambió en terrible gesto de enojo en cuanto vio a Ester, la cual cambió de color y se desmayó, quedando apoyada en el hombro de la criada que iba delante de ella.

[1e] Entonces Dios hizo que el rey se volviera amable; y éste, angustiado, se levantó del trono y la sostuvo en sus brazos hasta que se repuso. Además la tranquilizó con palabras amables, y le dijo:

9-10 [1f] —¿Qué pasa, Ester? No tengas miedo, yo soy tu esposo. No vas a morir. Esa ley se refiere solamente a la gente ordinaria. Acércate.

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