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11 Luego vete sin falta adonde están los desterrados, tus compatriotas, y se las transmites. Les dirás: “Esto dice el Señor Dios”, te escuchen o no te escuchen.

12 A continuación me arrebató el espíritu y escuché a mis espaldas el ruido de un gran terremoto, al tiempo que se elevaba la gloria del Señor del lugar donde estaba. 13 Era el ruido causado por las alas de los seres vivientes, al golpear una contra otra, el chirrido de las ruedas al rozar y el estruendo de un gran terremoto.

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11 Y ve y entra a los cautivos, a los hijos de tu pueblo, y háblales y diles: Así ha dicho Jehová el Señor; escuchen, o dejen de escuchar.

12 Y me levantó el Espíritu, y oí detrás de mí una voz de gran estruendo, que decía: Bendita sea la gloria de Jehová desde su lugar. 13 Oí también el sonido de las alas de los seres vivientes que se juntaban la una con la otra, y el sonido de las ruedas delante de ellos, y sonido de gran estruendo.

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