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A los hijos de duro semblante y corazón empedernido, a quienes te envío, les dirás: “Así dice el Señor Dios(A)”. Tal vez ellos escuchen o dejen de escuchar, porque son una casa rebelde(B), sabrán que un profeta ha estado entre ellos(C). Y tú, hijo de hombre, no temas; no les temas a ellos ni a sus palabras aunque haya contigo cardos y espinas y te sientes en escorpiones(D). No temas sus palabras ni te atemorices ante ellos, porque son una casa rebelde(E).

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