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«Hijo de hombre, vuélvele la espalda a Jerusalén; clama contra sus santuarios, profetiza contra la tierra de Israel, anúnciale que así dice el Señor: “Estoy contra ti. Desenvainaré mi espada y mataré a justos y a malvados por igual. Puesto que he de extirpar de ti tanto al justo como al malvado, mi espada saldrá contra todo el mundo, desde el norte hasta el sur.

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