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23 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

24 «Hijo de hombre, dile a la tierra de Israel: “Tierra que en el día del furor haya sido limpiada, tú no lo eres; ¡ni siquiera has sido rociada con lluvia! 25 En medio de ti los profetas se han confabulado y, como leones feroces, despedazan a su presa, se devoran a la gente, se apropian de haciendas y de honras, y hacen que aumente el número de viudas.

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