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«Tiro ha dicho, a propósito de Jerusalén:

»“¡Ah, la puerta del comercio entre las naciones
está hecha pedazos!
¡Ahora ha llegado mi turno!
Yo me lleno de riquezas
mientras ella queda en ruinas.”

»Por eso yo, el Señor, digo:
Tiro, yo me declaro tu enemigo.
Haré que muchas naciones se levanten contra ti,
como levanta el mar sus olas,
y que destruyan tus murallas
y echen abajo tus torres.
Hasta el polvo barreré de su lugar,
y sólo dejaré una roca pelada.

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