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El profeta privado de la palabra

22 Sentí sobre mí la mano del Señor, que me dijo:

— Vete de inmediato a la llanura, que voy a hablarte allí.

23 Me puse inmediatamente en marcha hacia la llanura, y allí estaba la gloria del Señor (era la gloria que había visto a orillas del río Quebar). Al verla, caí rostro en tierra. 24 El espíritu penetró en mí y me puso de pie; a continuación me habló así:

— Vete y enciérrate en tu casa.

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