Y me dijo: «Hijo de hombre, cómete este rollo escrito y luego ve a hablarle al pueblo de Israel».

Yo abrí la boca y él me hizo comer el rollo. Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Me lo comí y era tan dulce como la miel.

Otra vez me dijo: «Hijo de hombre, ve al pueblo de Israel y proclámale mis palabras. No te envío a un pueblo de idioma confuso y difícil de entender, sino al pueblo de Israel. No te mando a muchos pueblos de lenguaje complicado y difícil que no puedas comprender, aunque si te hubiera mandado a ellos seguramente te escucharían. Pero el pueblo de Israel no va a escucharte porque no quiere escucharme. Todo el pueblo de Israel es terco y obstinado. No obstante, yo te haré tan terco y obstinado como ellos. ¡Te haré inquebrantable como el diamante, inconmovible como la roca! No les tengas miedo ni te asustes, por más que sean un pueblo rebelde».

10 Luego me dijo: «Hijo de hombre, escucha bien todo lo que voy a decirte y atesóralo en tu corazón. 11 Ahora ve adonde están exiliados tus compatriotas. Tal vez te escuchen, tal vez no; pero tú adviérteles: “Así dice el Señor y Dios”».

12 Entonces me levantó el Espíritu[a] y detrás de mí oí decir con el estruendo de un terremoto: «¡Bendita sea la gloria del Señor, donde él habita!». 13 Oí el ruido de las alas de los seres vivientes al rozarse unas con otras y el de las ruedas que estaban junto a ellas; el ruido era estruendoso. 14 El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza. 15 Así llegué a Tel Aviv, a orillas del río Quebar, adonde estaban los israelitas exiliados y, totalmente abatido, me quedé con ellos durante siete días.

Advertencia a Israel

16 Al cabo de los siete días, la palabra del Señor vino a mí y me dijo: 17 «Hijo de hombre, a ti te he puesto como centinela del pueblo de Israel. Por tanto, cuando oigas mi palabra, adviértele de mi parte. 18 Cuando yo diga al malvado: “¡Vas a morir!”, y tú al malvado no le hayas advertido sobre su mala conducta —para que siga viviendo—, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré cuentas de su muerte. 19 En cambio, si tú se lo adviertes y él no se arrepiente de su maldad ni de su mala conducta, morirá por causa de su pecado, pero tú habrás salvado tu vida.

20 »Por otra parte, si una persona justa se desvía de su buena conducta y hace lo malo, y yo la hago tropezar y tú no se lo adviertes, morirá por su pecado. Las cosas justas que hizo no se tomarán en cuenta y yo te haré responsable de su muerte. 21 Pero si tú adviertes al justo para que no peque y en efecto él no peca, él seguirá viviendo porque hizo caso a tu advertencia y tú habrás salvado tu vida».

22 Luego el Señor puso su mano sobre mí y me dijo: «Levántate y dirígete al campo que allí voy a hablarte». 23 Yo me levanté y salí al campo. Allí vi la gloria del Señor, tal como la había visto a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra. 24 Entonces el Espíritu entró en mí, hizo que me pusiera de pie y me dijo: «Ve y enciérrate en tu casa. 25 A ti, hijo de hombre, te atarán con sogas para que no puedas salir ni andar entre el pueblo. 26 Yo haré que se te pegue la lengua al paladar; así te quedarás mudo y no podrás reprenderlos, por más que sean un pueblo rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te soltaré la lengua y les advertirás: “Así dice el Señor y Dios”. El que quiera oír, que oiga; y el que no quiera, que no oiga, porque son un pueblo rebelde.

Footnotes

  1. 3:12 Espíritu o viento; también en v. 24.

Y me dijo:

«Hijo de hombre, come lo que has hallado. Cómete este pergamino, y ve luego y habla con el pueblo de Israel.»

Yo abrí la boca, y me hizo comer el pergamino, y me dijo:

«Hijo de hombre, aliméntate, llena tus entrañas con este pergamino que te doy.»

Yo lo comí, y su sabor en mi boca fue dulce como la miel.(A) Entonces me dijo:

«Hijo de hombre, ve a hablar con el pueblo de Israel, y repíteles mis palabras. No estás siendo enviado a un pueblo de lenguaje profundo y difícil de entender, sino al pueblo de Israel. No vas a muchos pueblos de lenguaje profundo y difícil de entender, cuyas palabras no entiendes. Y si te enviara yo a un pueblo así, ellos te prestarían atención; pero el pueblo de Israel no va a querer escucharte, porque no quiere escucharme a mí, pues todo el pueblo de Israel es de cabeza dura y de corazón obstinado. Sin embargo, yo he endurecido tu rostro como el rostro de ellos, y he hecho tu frente tan fuerte como la de ellos. Tu frente es ahora dura como el diamante y más fuerte que el pedernal, así que no les tengas miedo, aunque sean un pueblo rebelde.»

10 También me dijo:

«Hijo de hombre, escucha con atención y retén en tu mente todo lo que voy a decirte. 11 Ve y habla con los cautivos, con tu propia gente. Habla con ellos, y ya sea que te hagan caso, o no, tú diles: “Así ha dicho el Señor.”»

12 Entonces el espíritu me levantó, y detrás de mí escuché una voz estruendosa que decía: «Bendita sea la gloria del Señor, que sale de su santuario.»

13 También oí el aleteo de los seres vivientes al juntar su alas la una con la otra, y el sonido de las ruedas que les acompañaban, y un sonoro estruendo. 14 En ese momento el espíritu me levantó y ya no me soltó. Mi espíritu se llenó de amargura e indignación, pero la mano del Señor prevaleció sobre mí. 15 Fui entonces a reunirme con los cautivos que estaban en Tel Aviv, junto al río Quebar, y me quedé a vivir entre ellos, aunque durante siete días no supe qué hacer.

Israel al cuidado de Ezequiel(B)

16 Pasados los siete días, la palabra del Señor vino a mí y me dijo:

17 «Hijo de hombre, yo he puesto al pueblo de Israel bajo tu cuidado. Así que tú oirás lo que yo te diga, y tú los amonestarás de mi parte. 18 Si yo le digo al impío: “Estás sentenciado a morir”, y tú no lo amonestas para que sepa que va por mal camino, ni le hablas para que pueda seguir con vida, el impío morirá por causa de su maldad, pero yo te pediré a ti cuentas de su sangre. 19 Pero si tú amonestas al impío, y él no se aparta de su impiedad y mal camino, morirá por causa de su maldad, pero tú te habrás librado de morir. 20 Ahora bien, si el justo se aparta de su justicia y hace lo malo, y yo pongo delante de él un tropiezo, él morirá porque tú no lo amonestaste y por causa de su pecado, y yo no tomaré en cuenta todos sus actos de justicia, pero a ti te pediré cuentas de su sangre. 21 Pero si amonestas al justo para que no peque, y éste no peca, ciertamente vivirá por haber sido amonestado, y tú te habrás librado de morir.»

Ezequiel se queda mudo

22 Allí mismo la mano del Señor vino sobre mí, y me dijo:

«Levántate y ve al campo, que allí voy a hablar contigo.»

23 Yo me levanté y me dirigí al campo, y vi que allí estaba la gloria del Señor, tal y como la había visto junto al río Quebar. Entonces me incliné sobre mi rostro, 24 y el espíritu entró en mí y me hizo ponerme sobre mis pies; luego me habló y me dijo:

«Entra en tu casa, y quédate allí, encerrado. 25 Toma en cuenta, hijo de hombre, que te atarán con cuerdas, y que con ellas te sujetarán para que no puedas andar entre ellos. 26 Yo haré que la lengua se te pegue al paladar, y te quedarás mudo, de modo que no podrás reprenderlos, aun cuando son un pueblo rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te abriré la boca, y tú les dirás: “Así ha dicho el Señor”. Y el que quiera oír, que oiga; y el que no quiera oír, que no oiga; porque son un pueblo rebelde.

Comisión del profeta

Y él me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante[a]; come este rollo(A), y ve, habla a la casa de Israel. Abrí, pues, mi boca(B), y me dio a comer el[b] rollo. Entonces me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu estómago y llena tu cuerpo[c](C) de este rollo que te doy. Y lo comí(D), y fue en mi boca dulce como la miel(E).

Me dijo además: Hijo de hombre, ve[d] a la casa de Israel y háblales con mis palabras. Porque no eres enviado a un pueblo(F) de habla incomprensible y lengua difícil[e](G), sino a la casa de Israel; tampoco a pueblos numerosos de habla incomprensible y lengua difícil[f] cuyas palabras no puedes entender. Sino que te he enviado a ellos; ellos te escucharán[g]. Pero la casa de Israel no te querrá escuchar, ya que no quieren escucharme a mí(H). Ciertamente toda la casa de Israel es terca[h] y de duro corazón. He aquí, he hecho tu rostro tan duro como sus rostros, y tu frente tan dura como sus frentes. Como esmeril[i], más duro que el pedernal, he hecho tu frente. No les temas ni te atemorices ante ellos, porque son casa rebelde. 10 Además me dijo: Hijo de hombre, recibe en tu corazón todas mis palabras que yo te hablo(I), y escúchalas atentamente[j]. 11 Y ve[k] a los desterrados, a los hijos de tu pueblo; háblales y diles, escuchen o dejen de escuchar: «Así dice el Señor Dios[l]».

12 Entonces el Espíritu me levantó(J), y oí detrás de mí un gran ruido atronador(K): Bendita sea la gloria del Señor desde su lugar. 13  el ruido de las alas de los seres vivientes que se tocaban una a la otra, y el ruido de las ruedas junto a ellos(L), un gran ruido atronador. 14 Y el Espíritu me levantó y me tomó; yo iba con amargura en la indignación de mi espíritu, y la mano del Señor era fuerte sobre mí(M). 15 Entonces vine a los desterrados de Tel-abib que habitaban junto al río Quebar, y allí donde ellos vivían, estuve sentado siete días(N), atónito, en medio de ellos.

16 (O)Y sucedió que al cabo de los siete días vino a mí la palabra del Señor(P), diciendo: 17 Hijo de hombre, te he puesto por centinela(Q) de la casa de Israel; cuando oigas la palabra de mi boca, adviérteles de mi parte(R). 18 Cuando yo diga al impío: «Ciertamente morirás», si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano(S). 19 Pero si tú has advertido al impío, y este no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, morirá él por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida(T). 20 Y cuando un justo se desvíe de su justicia y cometa iniquidad, yo pondré un obstáculo delante de él, y morirá; porque tú no le advertiste, él morirá por su pecado, y las obras de justicia que había hecho no serán recordadas(U), pero yo demandaré su sangre de tu mano(V). 21 Sin embargo, si tú has advertido al justo para que el justo no peque, y él no peca, ciertamente vivirá porque aceptó la advertencia(W), y tú habrás librado tu vida.

22 Allí vino sobre mí la mano del Señor, y Él me dijo: Levántate y ve a la llanura, y allí te hablaré(X). 23 Entonces me levanté y salí a la llanura; y he aquí, la gloria del Señor estaba parada allí, como la gloria que vi(Y) junto al río Quebar(Z), y caí rostro en tierra. 24 Y el Espíritu entró en mí, me hizo ponerme en pie y habló conmigo(AA), y me dijo: Ve, enciérrate en tu casa. 25 Y tú, hijo de hombre, mira, te echarán[m] cuerdas y con ellas te atarán(AB), para que no salgas en medio de ellos. 26 Y haré que tu lengua se te pegue al paladar y enmudecerás(AC), y no serás para ellos el hombre que reprenda, porque son una casa rebelde. 27 Pero cuando yo te hable, te abriré la boca(AD), y les dirás: «Así dice el Señor Dios[n]». El que oye, que oiga; el que rehúse oír, que rehúse; porque son una casa rebelde(AE).

Footnotes

  1. Ezequiel 3:1 Lit., lo que hallas
  2. Ezequiel 3:2 Lit., este
  3. Ezequiel 3:3 Lit., tus entrañas
  4. Ezequiel 3:4 Lit., ve, ven
  5. Ezequiel 3:5 Lit., profundidad de labio y pesadez de lengua
  6. Ezequiel 3:6 Lit., de profundidad de labio y pesadez de lengua
  7. Ezequiel 3:6 O, Si te hubiera enviado a ellos, ellos te escucharían
  8. Ezequiel 3:7 Lit., de frente obstinada
  9. Ezequiel 3:9 Lit., corindón
  10. Ezequiel 3:10 Lit., con tus oídos
  11. Ezequiel 3:11 Lit., ve, ven
  12. Ezequiel 3:11 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor
  13. Ezequiel 3:25 Lit., pondrán sobre ti
  14. Ezequiel 3:27 Heb., YHWH, generalmente traducido Señor