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Construye una muralla alrededor de la ciudad y una rampa que llegue hasta ella. Pon campamentos enemigos y rodéala con máquinas para derribarla. Toma una lámina de hierro y colócala como si fuera una muralla entre ti y la ciudad. Fija tu mirada en ella y concéntrate. Así quedará sitiada la ciudad, y serás tú quien la sitie. Esto les servirá de señal a los israelitas.

»Acuéstate sobre tu lado izquierdo y carga sobre ti la culpa del pueblo de Israel. Todo el tiempo que estés atacando la ciudad, cargarás con su culpa.

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