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Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, levanta tus ojos en dirección al norte”. Levanté mis ojos en dirección al norte, y he aquí que al norte de la puerta del altar, en la entrada, estaba la imagen del celo. Entonces me dijo: “Oh hijo de hombre, ¿ves lo que hacen estos, las grandes abominaciones que hacen aquí los de la casa de Israel, para alejarme de mi santuario? Pero todavía volverás a ver abominaciones aun mayores”.

Entonces me llevó a la entrada del atrio. Luego miré, y he aquí, un agujero en la pared.

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