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¶ Resta, hermanos, que os gocéis en el Señor. A mí, a la verdad, no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos del cortamiento.

Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos en espíritu a Dios, y nos gloriamos en el Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

¶ Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno parece que tiene de qué confiar en la carne, yo más que nadie.

Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;

en cuanto a celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.

Pero las cosas que para mí eran ganancias, las he apreciado pérdidas por Cristo.

Y ciertamente, aun aprecio todas las cosas como pérdida por el eminente conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, para ganar a Cristo,

¶ y por ser hallado en él, no teniendo mi justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;

10 por conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, en conformidad a su muerte,

11 si en alguna manera llegara a la resurrección de los muertos.

12 No que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; mas sigo para asirme de aquello como también soy asido del Cristo Jesús.

13 Hermanos, yo mismo no hago cuenta de haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante,

14 prosigo al blanco, al premio del soberano llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

15 ¶ Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.

16 Pero en aquello a que hemos llegado, vamos por la misma regla, sintamos una misma cosa.

17 ¶ Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad los que así anduvieren como nos tenéis por ejemplo.

18 Porque muchos andan, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos del madero del Cristo,

19 cuyo fin será la perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria está en su vergüenza; que sienten lo terrenal.

20 Mas nuestra vivienda está en los cielos; de donde también esperamos el Salvador, al Señor Jesús el Cristo;

21 el cual transformará el cuerpo de nuestra bajeza, para ser semejante al cuerpo de su gloria, por la operación con la cual puede también sujetar a sí todas las cosas.

Prosigo al blanco

Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.

Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,(A) hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;(B) en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia;(C) en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.

12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. 16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.

17 Hermanos, sed imitadores de mí,(D) y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. 18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que solo piensan en lo terrenal. 20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.