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16 Al despertar Jacob de su sueño, pensó:

— ¡Realmente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía!

17 Y añadió aterrorizado:

— ¡Qué lugar más temible es este! ¡Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo!

18 A la mañana siguiente Jacob se levantó temprano, tomó la piedra que había usado de cabezal, la erigió como piedra votiva y la consagró ungiéndola con aceite.

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