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Entonces Jacob le dijo a sus familiares y a todos los que estaban con él:

—Destruyan todos esos dioses ajenos que ustedes tienen, purifíquense y cámbiense de ropa. Nos iremos de aquí a Betel. Allá le construiré un altar al Dios que me escuchó cuando tenía problemas y que ha estado conmigo en donde yo he estado.

Entonces ellos le entregaron a Jacob todos los dioses ajenos que tenían en las manos y todos los aretes que tenían en las orejas.[a] Y Jacob los enterró bajo la encina que estaba cerca de Siquén.

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Footnotes

  1. 35:4 los aretes […] las orejas En el Medio Oriente antiguo los ídolos llevaban aretes, lo cual significaba que los dioses oían a sus fieles. También los fieles llevaban aretes para indicar que eran obedientes a sus dioses.