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11 Luego se irán de allí como el viento;
    creen que su dios es su fuerza».

Segunda queja de Habacuc

12 SEÑOR, tú siempre has existido.
    Mi santo Dios, tú nunca morirás.
SEÑOR, ¿elegiste a Babilonia para hacer justicia?
    Roca mía, ¿creaste a Babilonia para castigar a Israel?
13 Tus ojos son demasiado puros como para mirar el mal.
    Serías incapaz de observar la maldad.
Entonces, ¿por qué no te molestas al ver a esos traidores?
    ¿Por qué callas cuando el perverso destruye al justo?

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11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.

Protesta de Habacuc

12 ¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jehová, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar. 13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él,

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