Gracias a ella recibieron un testimonio favorable nuestros ancestros.

Por la fe entendemos que el universo fue formado por la palabra de Dios, de modo que lo visible no provino de lo que se ve.

Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín y por ella recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía.

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Nuestros antepasados fueron aprobados porque tuvieron fe.

Por fe sabemos que Dios formó los mundos mediante su palabra, de modo que lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.

Por fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que el que ofreció Caín, y por eso Dios lo declaró justo y le aceptó sus ofrendas. Así que, aunque Abel está muerto, sigue hablando por medio de su fe.

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