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14 Aquí en la tierra no tenemos un hogar permanente porque esperamos la ciudad venidera. 15 Por medio de Jesús ofrezcamos siempre un sacrificio a Dios. Ese sacrificio es la alabanza que viene de los labios que proclaman su nombre. 16 No se olviden de hacer el bien a los demás ni de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.

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14 porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. 15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre. 16 Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.

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