²⁷ que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente^(A), primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo^(B). Porque esto Jesús lo hizo una vez para siempre^(C), cuando Él mismo se ofreció^(D).

¹⁴ ¿cuánto más la sangre de Cristo^(A), quien por el Espíritu eterno^[a](B) Él mismo se ofreció sin mancha a Dios^(C), purificará nuestra conciencia^(D) de obras muertas^(E) para servir al Dios vivo^(F)?

¹⁰ Por esa voluntad^[a] hemos sido santificados^(A) mediante la ofrenda^(B) del cuerpo de Jesucristo^(C) ofrecida una vez para siempre^(D).

¹² Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados^(A) para siempre^(B), se sentó^[a] a la diestra de Dios^(C),