Al ser así perfeccionado, llegó a ser autor de salvación eterna para todos los que le obedecen

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y una vez que alcanzó la perfección, llegó a ser el autor de la salvación eterna para todos los que le obedecen,

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y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;

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y al perfeccionarse de esa manera, llegó a ser fuente de salvación eterna para todos los que lo obedecen,

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Dios volvió a fijar un día, que es «hoy», cuando mucho después declaró por medio de David lo que ya se ha mencionado:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
    no endurezcan sus corazones».[a]

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Footnotes

  1. 4:7 Sal 95:7,8.

vuelve a determinarse un día, «Hoy», al decir después de tanto tiempo, por medio de David:

«Si ustedes oyen hoy su voz,
no endurezcan su corazón».(A)

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otra vez determina un día: Hoy, diciendo después de tanto tiempo, por medio de David, como se dijo:

Si oyereis hoy su voz,

No endurezcáis vuestros corazones.(A)

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Por eso, Dios ha vuelto a señalar un día, un nuevo «hoy», y lo ha hecho hablándonos por medio de lo que, mucho tiempo después, David dijo en la Escritura ya mencionada:

«Si hoy escuchan ustedes lo que Dios dice,
no endurezcan su corazón.»

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25 Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.

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25 Tengan cuidado de no desechar al que habla. Si no escaparon los que desecharon al que los amonestaba en la tierra,(A) mucho menos escaparemos nosotros si desechamos al que amonesta desde los cielos.

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25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra,(A) mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

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25 Por eso tengan cuidado de no rechazar al que nos habla. Pues los que rechazaron a Dios cuando él les llamó la atención aquí en la tierra, no escaparon. Y mucho menos podremos escapar nosotros, si le damos la espalda al que nos llama la atención desde el cielo.

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Jesús promete el Espíritu Santo

15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.

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La promesa del Espíritu Santo

15 »Si me aman, obedezcan mis mandamientos.

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La promesa del Espíritu Santo

15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.

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Jesús promete enviar el Espíritu Santo

15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.

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23 Le contestó Jesús:

—El que me ama obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará; vendremos a él y haremos nuestra morada en él.

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23 Jesús le respondió: «El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir.

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23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

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23 Jesús le contestó:

—El que me ama, hace caso de mi palabra; y mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a vivir con él.

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24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre que me envió.

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24 El que no me ama, no obedece mis palabras; y la palabra que han oído no es mía, sino del Padre que me envió.

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24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.

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24 El que no me ama, no hace caso de mis palabras. Las palabras que ustedes están escuchando no son mías, sino del Padre, que me ha enviado.

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28 —Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

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28 Jesús respondió: «Más bien, dichosos los que escuchan la palabra de Dios, y la obedecen.»

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28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

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28 Él contestó:

—¡Dichosos más bien quienes escuchan lo que Dios dice, y lo obedecen!

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