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33 Y ahora Dios nos la cumplió a nosotros, los descendientes, al resucitar a Jesús. Esto es lo que el segundo salmo dice sobre Jesús:

“Tú eres mi Hijo.
    Hoy he llegado a ser tu Padre[a]”.

34 Pues Dios había prometido levantarlo de los muertos, no dejarlo que se pudriera en la tumba. Dijo: “Yo te daré las bendiciones sagradas que le prometí a David”[b]. 35 Otro salmo lo explica con más detalle: “No permitirás que tu Santo se pudra en la tumba”[c].

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Footnotes

  1. 13:33 U Hoy te doy a conocer como mi Hijo. Sal 2:7.
  2. 13:34 Is 55:3.
  3. 13:35 Sal 16:10.

33 la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.(A) 34 Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David.(B)

35 Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción.(C)

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