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Pablo es apedreado en Listra

Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. 11 Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12 Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque este era el que llevaba la palabra. 13 Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14 Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15 y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtáis al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. 16 En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos; 17 si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. 18 Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio.

19 Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. 20 Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe.

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En Listra y Derbe

En Listra vivía un hombre lisiado de nacimiento que no podía mover las piernas y nunca había caminado. Estaba sentado, escuchando a Pablo, quien al fijarse en él y ver que tenía fe para ser sanado, 10 le ordenó con voz fuerte:

—¡Ponte en pie y enderézate!

El hombre dio un salto y empezó a caminar. 11 Al ver lo que Pablo había hecho, la gente comenzó a gritar en el idioma de Licaonia:

—¡Los dioses han tomado forma humana y han venido a visitarnos!

12 A Bernabé lo llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era el que dirigía la palabra. 13 El sacerdote de Zeus, el dios cuyo templo estaba a las afueras de la ciudad, llevó toros y guirnaldas a las puertas y, con toda la multitud, quería ofrecerles sacrificios.

14 Al enterarse de esto los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron las vestiduras y se lanzaron por entre la multitud, gritando:

15 —Señores, ¿por qué hacen esto? Nosotros también somos hombres mortales como ustedes. Las buenas noticias que anunciamos son que dejen estas cosas sin valor y se vuelvan al Dios viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. 16 En épocas pasadas él permitió que todas las naciones siguieran su propio camino. 17 Sin embargo, no ha dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón.

18 A pesar de todo lo que dijeron, a duras penas evitaron que la multitud les ofreciera sacrificios.

19 En eso llegaron de Antioquía y de Iconio unos judíos que hicieron cambiar de parecer a la multitud. Apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto. 20 Pero cuando lo rodearon los discípulos, él se levantó y volvió a entrar en la ciudad. Al día siguiente, partió para Derbe en compañía de Bernabé.

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Problemas en Listra

En el pueblo de Listra había un hombre que nunca había podido caminar. Era cojo desde el día en que nació. Este hombre estaba sentado, escuchando a Pablo, quien lo miró fijamente, y se dio cuenta de que el hombre confiaba en que él podía sanarlo. 10 Entonces le dijo en voz alta: «¡Levántate y camina!»

Aquel hombre dio un salto y comenzó a caminar. 11 Al ver lo que Pablo hizo, los allí presentes comenzaron a gritar en el idioma licaonio: «¡Los dioses han tomado forma humana, y han venido a visitarnos!»

12-13 Y el sacerdote y la gente querían ofrecer sacrificios en honor de Bernabé y de Pablo. Pensaban que Bernabé era el dios Zeus, y que Pablo era el dios Hermes,[a] porque él era el que hablaba. Y como el templo del dios Zeus estaba a la entrada del pueblo, el sacerdote llevó al templo toros y adornos de flores.

14 Cuando Bernabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, rompieron su ropa para mostrar su horror por lo que la gente hacía. Luego se pusieron en medio de todos, y gritaron:

15 «¡Oigan! ¿Por qué hacen esto? Nosotros no somos dioses, somos simples hombres, como ustedes. Por favor, ya no hagan estas tonterías, sino pídanle perdón a Dios. Él es quien hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. 16 Y aunque en otro tiempo permitió que todos hicieran lo que quisieran, 17 siempre ha mostrado quién es él, pues busca el bien de todos. Él hace que llueva y que las plantas den a tiempo sus frutos, para que todos tengan qué comer y estén siempre alegres».

18 A pesar de lo que Bernabé y Pablo dijeron, les fue muy difícil convencer a la gente de no ofrecerles sacrificios. 19 Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo. Entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastró fuera del pueblo. 20 Pero Pablo, rodeado de los seguidores de Jesús, se levantó y entró de nuevo en el pueblo. Al día siguiente, se fue con Bernabé al pueblo de Derbe.

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Footnotes

  1. Hechos 14:12 Hermes: Los griegos pensaban que Hermes era el mensajero de los dioses, especialmente de Zeus, el dios principal.