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19 Pero al ver los amos de la joven que sus esperanzas de lucro se habían esfumado, echaron mano a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta la plaza pública, ante las autoridades. 20 Allí, ante los magistrados, presentaron esta acusación:

— Estos hombres han traído el desorden a nuestra ciudad. Son judíos 21 y están introduciendo costumbres que, como romanos que somos, no podemos aceptar ni practicar.

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19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos.

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