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19 La noticia de su muerte corrió rápidamente entre los habitantes de Jerusalén, quienes le dieron a aquel lugar el nombre de “Campo de Sangre”.

20 »El libro de los Salmos lo había predicho así: “Quede desierta su casa y no haya quien more en ella”. Y luego añade: “¡Que otro se encargue de su trabajo!”.

21 »Entre nosotros tenemos personas que nos han acompañado todo el tiempo que el Señor Jesús estuvo con nosotros.

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