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32 En el anfiteatro todo era confusión. Unos gritaban una cosa y otros otra, y muchos ni siquiera sabían por qué estaban allí. 33 Entre la multitud se encontraba Alejandro y lo arrastraron al frente. Alejandro pidió que guardaran silencio e intentó hablarles. 34 Pero al darse cuenta el gentío de que Alejandro era judío, se pusieron a gritar de nuevo:

―¡Grande es Artemisa de los efesios!

Y la gritería duró dos horas.

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