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10 Eso fue lo que hice en Jerusalén, en donde con autorización de los jefes de los sacerdotes mandé meter en la cárcel a muchos creyentes. Cuando los mataban, yo estaba de acuerdo 11 y en todas las sinagogas yo hacía todo lo posible para obligarlos a renegar de su fe. Mi furia contra ellos era tal que llegué hasta el extremo de viajar a otras ciudades para encontrarlos y hacerles daño.

12 »En una ocasión, los jefes de los sacerdotes me dieron autorización para ir a Damasco.

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