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34 ―¡Eneas —le dijo Pedro—, Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama.

El paralítico quedó curado instantáneamente. 35 Al verlo caminando, los habitantes de Lida y Sarón se convirtieron al Señor.

36 En la ciudad de Jope vivía una mujer llamada Tabita (que significa Dorcas), discípula que siempre estaba haciendo algo por los demás, especialmente por los pobres.

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