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12 ¡Escuchen! Los ejércitos de muchas naciones
    rugen como los bramidos del mar.
Escuchen el trueno de sus fuerzas poderosas
    que avanzan como olas estruendosas.
13 Pero aunque rujan como las olas grandes de la playa,
    Dios los hará callar y huirán
como la paja que esparce el viento,
    como los arbustos que ruedan antes de una tormenta.
14 En la noche, Israel espera aterrado;
    pero al amanecer, sus enemigos están muertos.
Esta es la justa recompensa para quienes nos saquean,
    un final apropiado para quienes nos destruyen.

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12 ¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas. 13 Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino. 14 Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación, pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.

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