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En aquel día quedarán tan pocos hombres que siete mujeres pelearán por uno solo y le dirán: «¡Deja que todas nos casemos contigo! Nos ocuparemos de nuestra propia comida y ropa. Solo déjanos tomar tu apellido, para que no se burlen de nosotras diciendo que somos solteronas».

Una promesa de restauración

Pero en aquel día, el retoño[a] del Señor
    será hermoso y glorioso.
El fruto de la tierra será el orgullo y la gloria
    de todos los sobrevivientes de Israel.
Los que queden en Sion
    serán un pueblo santo,
los que sobrevivan la destrucción de Jerusalén
    y estén registrados entre los vivientes.
El Señor lavará la inmundicia de la hermosa Sion[b]
    y limpiará a Jerusalén de sus manchas de sangre
    con el aliento abrasador de su ardiente juicio.
Entonces el Señor proveerá sombra para el monte Sion
    y para todos los que se reúnan allí;
les dará una cubierta de nubes durante el día
    y por la noche, humo y ardiente fuego,
    que cubrirá la tierra gloriosa.
Será un refugio del calor del día
    y un albergue contra las tormentas y la lluvia.

Footnotes

  1. 4:2 O el Retoño.
  2. 4:4 O de las mujeres de Sion; en hebreo dice de las hijas de Sion.

Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo, diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita nuestro oprobio.

Futuro glorioso de Jerusalén

En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel. Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes, cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y con espíritu de devastación. Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas; porque sobre toda gloria habrá un dosel, y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra el aguacero.