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Primer canto del Siervo

42 Este es mi siervo, a quien sostengo,
mi elegido, en quien me complazco.
Lo he dotado de mi espíritu,
para que lleve el derecho a las naciones.
No gritará ni alzará la voz,
ni se hará escuchar por las calles.
No romperá la caña ya quebrada,
ni apagará la llama que aún vacila;
proclamará el derecho con verdad.
No desfallecerá ni se quebrará,
hasta que implante el derecho en la tierra,
en las islas que esperan su enseñanza.
Así dice Dios, el Señor,
que ha creado y desplegado el cielo,
que ha establecido la tierra y su vegetación,
que ha dado aliento a la gente que hay en ella,
vida a cuantos se mueven por ella:
Yo, el Señor, te llamo con amor,
te tengo asido por la mano,
te formo y te convierto
en alianza de un pueblo,
en luz de las naciones;
para que abras los ojos a los ciegos
y saques a los presos de la cárcel,
del calabozo a los que viven a oscuras.
Yo soy el Señor, así me llamo,
y no cedo a nadie esa gloria,
ni ese honor a los ídolos.
Como ya se ha cumplido lo antiguo,
voy a anunciar cosas nuevas;
antes de que germinen se las digo.

Himno al Señor victorioso

10 Canten al Señor un cántico nuevo,
llegue su alabanza a los confines de la tierra;
lo ensalce el mar y cuanto hay en él,
las islas y los que habitan en ellas.
11 Exulten la estepa y sus poblados,
las aldeas donde habita Quedar;
griten alegres los que moran en Selá,
aclamen desde las cimas de los montes;
12 reconozcan la gloria del Señor,
proclamen su alabanza en las islas.
13 El Señor sale como un guerrero,
excita su ardor como un soldado;
lanza el grito, el alarido de guerra,
se muestra valiente ante sus enemigos.

La restauración está a punto

14 Por mucho tiempo he callado,
me contenía en silencio;
pero, igual que parturienta,
grito, resuello y jadeo.
15 Secaré montes y cerros,
agostaré su verdor;
de sus ríos haré un yermo,
secaré sus humedales.
16 Guiaré a los ciegos por rutas que ignoran,
los encaminaré por sendas desconocidas;
convertiré a su paso la tiniebla en luz,
transformaré lo escabroso en llanuras.
Todo esto haré, sin dejar nada.
17 Retrocederán llenos de vergüenza
todos los que confían en los ídolos,
los que dicen a simples estatuas:
“Ustedes son nuestros dioses”.

Un pueblo de sordos y ciegos

18 Ustedes, sordos, escuchen;
ciegos, miren con atención.
19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo?,
¿quién sordo, sino mi enviado?
¿Quién es ciego, sino mi elegido?,
¿quién sordo, sino el siervo del Señor?
20 Mucho has visto, pero no has hecho caso;
oías muy bien, pero no escuchabas.
21 El Señor, por su justicia, se propuso
engrandecer y exaltar su propósito;
22 pero es un pueblo saqueado y despojado,
atrapados todos en cuevas,
detenidos todos en mazmorras,
convertidos en botín, sin salvación,
en despojo, sin que nadie lo reclame.
23 ¿Quién de ustedes prestará oído,
escuchará con atención el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob como botín
y dio a Israel a los saqueadores?
¿Acaso no pecamos contra el Señor?
Rehusaron caminar por sus sendas,
no escucharon sus indicaciones;
25 así que derramó sobre Israel su cólera,
la violencia de la guerra;
lo incendiaba y no comprendía,
lo quemaba y no hacía caso.

El Siervo de Jehová

42 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento;(A) he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.(B)

Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella,(C) y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones,(D) para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que moran en tinieblas. Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas. He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.

Alabanza por la liberación poderosa de Jehová

10 Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas. 11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de júbilo. 12 Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las costas. 13 Jehová saldrá como gigante, y como hombre de guerra despertará celo; gritará, voceará, se esforzará sobre sus enemigos.

14 Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; daré voces como la que está de parto; asolaré y devoraré juntamente. 15 Convertiré en soledad montes y collados, haré secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas, y secaré los estanques. 16 Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían, les haré andar por sendas que no habían conocido; delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé. 17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.

Israel no aprende de la disciplina

18 Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver. 19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová, 20 que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos y no oye? 21 Jehová se complació por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. 22 Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid. 23 ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién atenderá y escuchará respecto al porvenir? 24 ¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley. 25 Por tanto, derramó sobre él el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.