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26 Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán, y sus ruinas reedificaré; 27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos haré secar; 28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero,(A) al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado.

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26 Yo confirmo la palabra de mi siervo
    y cumplo el consejo de mis mensajeros.

»Yo digo que Jerusalén será habitada,
    que los pueblos de Judá serán reconstruidos
    y que restauraré sus ruinas.
27 Yo digo a las aguas profundas: “¡Séquense!”.
    Y ordeno que se sequen sus corrientes.
28 Yo digo de Ciro: “Él es mi pastor;
    él cumplirá todos mis deseos;
dispondrá que Jerusalén sea reconstruida
    y que se pongan los cimientos del Templo”».

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Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.

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Los miraré favorablemente y los haré volver a esta tierra. Los edificaré y no los derribaré, los plantaré y no los arrancaré.

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28 Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová.

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28 Y así como he estado vigilándolos para arrancar y derribar, para destruir y demoler, y para traer calamidad, así también habré de vigilarlos para construir y plantar», afirma el Señor.

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40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre.

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40 Todo el valle donde se arrojan los cadáveres y las cenizas, y todos los campos, hasta el arroyo de Cedrón y hasta la puerta de los Caballos, en la esquina oriental, estarán consagrados al Señor. ¡Nunca más la ciudad será arrancada ni derribada!».

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