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Porque el día de la venganza ha estado en mi corazón, y el año de mi redención ha llegado. Yo miré, y no había quien ayudara. Me asombré de que no hubiera quien apoyara. Entonces mi propio brazo me salvó; y mi ira, ella me sostuvo. Con mi furor pisoteé a los pueblos; los embriagué con mi ira y derramé su sangre por tierra.

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Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.(A) Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre.

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