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¿Qué vais a hacer cuando debáis rendir cuentas,
    cuando llegue desde lejos la tormenta?
¿A quién acudiréis en busca de ayuda?
    ¿En dónde dejaréis vuestras riquezas?
No les quedará más remedio
    que humillarse entre los cautivos
    o morir entre los masacrados.

A pesar de todo esto,
    la ira de Dios no se ha aplacado;
    ¡su mano aún sigue extendida!

Juicio de Dios sobre Asiria

«¡Ay de Asiria, vara de mi ira!
    ¡El garrote de mi enojo está en su mano!

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