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Nuestros jefes y soldados huyeron;
salieron corriendo,
pero fueron atrapados.

»¡Déjenme solo!,
no traten de consolarme.
Mi pueblo está en ruinas,
y quiero llorar y apagar mi tristeza.

»El Dios todopoderoso
nos ha enviado este terrible castigo.
En el Valle de la Visión
sólo veo destrucción y terror.
¡El enemigo derribó nuestras murallas,
y se oyen gritos de dolor en las montañas!

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