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contento florecerá,
    gritando de alegría.
Se le dará la belleza del Líbano,
    el esplendor del Carmelo y de Sarón.
Verán la gloria del SEÑOR,
    el esplendor y la majestad de nuestro Dios.

Fortalezcan las manos cansadas,
    y afirmen las rodillas débiles.
Díganles a los temerosos:
    «Sean fuertes, no teman,
aquí está su Dios.
    Ya viene la compensación,
la retribución de Dios.
    Él vendrá a rescatarlos».

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