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El Israel obstinado

48 Escúchenme todos los que forman parte de mi pueblo; ustedes los que juran lealtad al Señor y lo invocan, pero son unos hipócritas y mentirosos. Sí, porque ustedes ostentan el nombre de «Ciudad Santa» y dicen confiar en el Dios de Israel cuyo nombre es Señor Todopoderoso. Una y otra vez les dije lo que iba a ocurrir en el futuro. Yo sabía cuán tercos son. Tienen el cuello tan inflexible como el hierro, tienen la cabeza tan dura como el bronce. Por eso les dije por anticipado lo que iba a hacer, para que no atribuyeran los hechos a sus ídolos, para que jamás pudieran decir: «Lo hizo el ídolo mío, mi imagen esculpida ordenó que sucediera».

Han escuchado mis predicciones y las han visto cumplirse, pero se niegan a reconocerlo. Les anunciaré ahora nuevos detalles que jamás había mencionado, secretos que ustedes no han oído. Entonces no podrán decir: «¡Ya lo sabíamos!».

Sí, les voy a decir cosas totalmente nuevas, pues bien sé lo traidores que son, rebeldes desde la más tierna infancia, podridos por completo. Mas por mí mismo y por la honra de mi nombre refrenaré mi ira y no los destruiré. 10 En el horno de aflicción los refiné, pero no encontré plata en ustedes. Carecen de valor; nada bueno hay en ustedes. 11 Pero por mí, por amor de mí mismo, los salvaré de mi ira y no los destruiré para que no digan sus dioses que me han vencido. No les permitiré que me arrebaten mi gloria.

Liberación de Israel

12 ¡Escúchame, pueblo mío, elegido mío! Sólo yo soy Dios. Yo soy el primero, yo soy el último. 13 Mi mano fue la que echó los cimientos de la tierra, la palma de mi mano derecha extendió el cielo alto. Hablé y existieron.

14 ¡Vengan y escuchen, ustedes todos! Entre todos sus ídolos, ¿cuál les dijo jamás esto: «El Señor ama a Ciro, de él se valdrá para acabar con el Imperio de Babilonia, y derrotará por completo los ejércitos caldeos»? 15 Pues yo se los estoy diciendo. Yo he llamado a Ciro, yo le he encomendado esto y haré que prospere.

16 ¡Acérquense más y escuchen! Siempre les he dicho con claridad lo que ocurriría, para que pudieran entender claramente. Y ahora el Señor Dios y su Espíritu me han enviado con este mensaje: 17 El Señor, su Redentor, el Santo de Israel, dice: Yo soy el Señor Dios de ustedes, que los castiga para su bien y que los guía por la senda que deben seguir.

18 ¡Ay, ojalá que hubieran atendido mis leyes! Entonces habrían disfrutado de paz que fluiría como manso río, y de grandes oleadas de justicia. 19 Entonces habrían llegado a ser tan numerosos e incontables como los granos de arena de las playas del mundo, y su destrucción no habría sido necesaria.

20 ¡Líbrense de su cautiverio! ¡Salgan de Babilonia, cantando en el camino! ¡Grítenle a los extremos de la tierra que el Señor ha redimido a sus siervos los israelitas! 21 Cuando él los guio por los desiertos, no padecieron sed. Él abrió la roca y de ella brotó agua para que bebieran. 22 Pero no hay paz para el malvado, dice el Señor.