Add parallel Print Page Options

En ese momento uno de aquellos seres como de fuego voló hacia mí. Con unas tenazas sostenía una brasa que había tomado de encima del altar, y tocándome con ella la boca, me dijo:

«Mira, esta brasa ha tocado tus labios.
Tu maldad te ha sido quitada,
tus culpas te han sido perdonadas.»

Entonces oí la voz del Señor, que decía:

«¿A quién voy a enviar?
¿Quién será nuestro mensajero?»

Yo respondí:

«Aquí estoy yo, envíame a mí.»

Read full chapter