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Cuando hiciste cosas terribles que no esperábamos(A),
y descendiste, los montes se estremecieron ante tu presencia.
Desde la antigüedad no habían escuchado ni dado oídos(B),
ni el ojo había visto a un Dios fuera de ti
que obrara a favor del que esperaba en Él(C).
Sales al encuentro del que se regocija(D) y practica la justicia(E),
de los que se acuerdan de ti en tus caminos(F).
He aquí, te enojaste porque pecamos(G);
continuamos en los pecados[a] por mucho tiempo,
¿y seremos salvos?
Todos nosotros somos como el inmundo(H),
y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas(I);
todos nos marchitamos como una hoja(J),
y nuestras iniquidades(K), como el viento, nos arrastran.
Y no hay quien invoque tu nombre(L),
quien se despierte para asirse de ti;
porque has escondido tu rostro de nosotros(M)
y nos has entregado al[b] poder de nuestras iniquidades.

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Footnotes

  1. Isaías 64:5 Lit., en ellos
  2. Isaías 64:7 Así en la versión gr. (sept.); en el T.M., derretido en el

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