La tierra yace profanada,
    pisoteada por sus habitantes,
porque han desobedecido las leyes,
    han violado los estatutos,
    han quebrantado el pacto eterno.
Por eso una maldición consume a la tierra
    y los culpables son sus habitantes.
Por eso el fuego los consume,
    y solo quedan unos cuantos.

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La tierra quedó contaminada por causa de sus habitantes, pues transgredieron las leyes, falsearon el derecho, y quebrantaron el pacto eterno. Por eso la maldición consume la tierra, y sus habitantes son asolados; por eso han sido consumidos los habitantes de la tierra y son muy pocos los que aún quedan.

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¡Miren! ¡Ya viene el día del Señor
    —día cruel, de furor y ardiente ira—;
dejará la tierra devastada
    y exterminará en ella a los pecadores!
10 Las estrellas y las constelaciones del cielo
    dejarán de irradiar su luz;
se oscurecerá el sol al salir
    y no brillará más la luna.
11 Castigaré por su maldad al mundo
    y por su iniquidad a los malvados.
Pondré fin a la soberbia de los arrogantes
    y humillaré el orgullo de los violentos.
12 Voy a hacer que haya menos gente que oro fino,
    menos mortales que oro de Ofir.

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¡Viene ya el terrible día del Señor! ¡Día de ardiente ira e indignación, que hará de la tierra un páramo, y que raerá de ella a los pecadores! 10 Ese día las estrellas y los luceros de los cielos no darán su luz; el sol se oscurecerá al amanecer, y la luna no dará su resplandor.(A) 11 Yo castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; acabaré con la arrogancia de los soberbios y abatiré la altivez de los fuertes. 12 Haré que los hombres sean más escasos que el fino oro de Ofir.

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