Mensaje de juicio

16 La palabra del Señor vino a mí y me dijo: «No te cases ni tengas hijos ni hijas en este lugar». Porque así dice el Señor en cuanto a los hijos y las hijas que han nacido en este lugar, y en cuanto a las madres que los dieron a luz y los padres que los engendraron en esta tierra: «Morirán de enfermedades horribles. Nadie llorará por ellos ni los sepultará; se quedarán sobre la faz de la tierra, como el estiércol. La espada y el hambre acabarán con ellos, y sus cadáveres servirán de alimento para las aves del cielo y para las bestias de la tierra».

Así dice el Señor: «No entres en una casa donde estén de luto, ni vayas a llorar, ni los consueles, porque a este pueblo le he retirado mi paz, mi gran amor y mi compasión», afirma el Señor. «En esta tierra morirán grandes y pequeños; nadie llorará por ellos ni los sepultará; nadie se hará heridas en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. Nadie ofrecerá un banquete fúnebre a los que estén de duelo para consolarlos por el muerto. Tampoco a nadie se le dará a beber la copa del consuelo, aun cuando quien haya muerto sea su padre o su madre.

»No entres en una casa donde haya una celebración ni te sientes con ellos a comer y beber. Porque así dice el Señor de los Ejércitos, el Dios de Israel: Voy a poner fin en este lugar a toda expresión de alegría y de regocijo; así como al cántico del novio y de la novia. Esto sucederá en sus propios días y ustedes lo verán.

10 »Cuando anuncies a este pueblo todas estas cosas, ellos te preguntarán: “¿Por qué ha decretado el Señor contra nosotros esta calamidad tan grande? ¿Cuál es nuestra iniquidad? ¿Qué pecado hemos cometido contra el Señor nuestro Dios?”. 11 Entonces responderás: “Esto es porque sus antepasados me abandonaron y se fueron tras otros dioses, les sirvieron y los adoraron. Pero a mí me abandonaron y no cumplieron mi Ley”, afirma el Señor. 12 “Pero ustedes se han comportado peor que sus antepasados. Cada uno sigue la terquedad de su corazón malvado, en vez de obedecerme. 13 Por eso los voy a arrojar de esta tierra a una tierra que ni ustedes ni sus antepasados conocieron, y allí servirán a otros dioses día y noche. No les tendré compasión”.

14 »Por eso —afirma el Señor—, vienen días en que ya no se dirá: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra de Egipto”; 15 sino: “Tan cierto como que vive el Señor, quien hizo salir a los israelitas de la tierra del norte y de todos los países adonde los había expulsado”. Yo los haré volver a su tierra, la que antes di a sus antepasados.

16 »Voy a enviar a muchos pescadores —afirma el Señor—, ellos los pescarán a ustedes. Después enviaré a muchos cazadores; ellos los cazarán por todas las montañas, colinas y por las grietas de las rocas. 17 Porque mis ojos ven todas sus acciones; ninguna de ellas me es oculta. Su iniquidad no puede esconderse de mi vista. 18 Primero les pagaré el doble por su iniquidad y su pecado, porque con los cadáveres de sus ídolos detestables han profanado mi tierra y han llenado mi herencia con sus abominaciones».

19 Señor, fuerza y fortaleza mía,
    mi refugio en el día de la angustia;
desde los confines de la tierra
    vendrán a ti las naciones y dirán:
«Solo mentira heredaron nuestros antepasados;
    ídolos inútiles que no sirven para nada.
20 ¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses?
    ¡Pero si no son dioses!».

21 «Por eso, esta vez les daré una lección;
    les daré a conocer mi mano poderosa.
¡Así sabrán
    que mi nombre es el Señor!

Sentencia del Señor contra Judá

16 La palabra del Señor vino a mí, y me dijo:

«En este lugar no te casarás con ninguna mujer, ni tendrás hijos ni hijas. Yo, el Señor, declaro acerca de los hijos y de las hijas que nazcan en este lugar, y de las madres que los den a luz, y de los padres que los engendren en esta tierra: Morirán de dolorosas enfermedades. No se llorara su muerte, ni serán enterrados. Más bien, serán como estiércol en el suelo; serán consumidos por la espada y por el hambre, y sus cadáveres les servirán de alimento a las aves de rapiña y a los animales feroces.

»Yo, el Señor, te ordeno que no vayas a ninguna casa donde haya un muerto, ni lamentes su muerte ni consueles a los deudos, porque mi paz, mi compasión y mi misericordia ya no están con este pueblo.

—Palabra del Señor.

»Grandes y pequeños morirán en esta tierra sin que nadie los entierre ni los llore, ni se haga heridas ni se rape en señal de duelo. Nadie compartirá el pan por los difuntos para consolar a los deudos, ni se brindará para consolar al padre o a la madre. Pero tampoco vayas a ninguna casa donde haya una fiesta, ni te sientes a comer y beber con los invitados. Yo soy el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, y te hago saber que voy a acallar en este lugar toda voz de gozo y de alegría; ¡voy a silenciar la voz del novio y de la novia,(A), y ustedes mismos lo verán con sus propios ojos!

10 »Cuando anuncies a este pueblo todo esto, seguramente ellos te dirán: “¿Por qué nos anuncia el Señor tan grande mal contra nosotros? ¿Qué maldad hemos cometido? ¿Cuál es nuestro pecado contra el Señor nuestro Dios?” 11 Entonces les dirás de mi parte: “Los padres de ustedes me dejaron por ir en pos de dioses ajenos, y los sirvieron y se arrodillaron ante ellos; en cambio, a mí me abandonaron y no cumplieron mi ley.

—Palabra del Señor.

12 ”Y los hechos de ustedes son peores que los de sus padres, porque cada uno sigue los dictados de su malvado corazón, y a mí no me obedecen. 13 Por eso voy a expulsarlos de esta tierra. Voy a lanzarlos a un país que ni ustedes ni sus padres conocieron. Allí servirán a dioses ajenos de día y de noche, porque yo no voy a tenerles compasión.”

14 »Sin embargo, vienen días en que ya no se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó de Egipto a los hijos de Israel!”

—Palabra del Señor

15 »sino que se dirá: “¡Viva el Señor, que sacó a los hijos de Israel del país del norte, y de todos los países por donde los había dispersado!” Porque yo los haré volver a la tierra que antes di a sus padres.

16 »Tomen en cuenta que yo envío contra ustedes gente que los atrapará como pescados, y que los cazará por los montes y las colinas, y por las cuevas en los peñascos.

—Palabra del Señor.

17 »Ninguno de sus caminos me es oculto, como tampoco me es oculta su maldad. Mis ojos los están vigilando. 18 Pero antes les daré un doble castigo por su iniquidad y su pecado, porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos; ¡llenaron mi heredad con sus dioses repugnantes!»

19 Señor, tu eres mi fuerza y mi fortaleza; ¡tú eres mi refugio en momentos de angustia! Las naciones vendrán a ti desde los extremos de la tierra, y dirán: «Nuestros padres no tuvieron otra cosa que dioses falsos, que no sirven para nada.»

20 «¿Acaso puede el ser humano hacer sus propios dioses? ¡Esos que hace no son dioses! 21 Por eso, esta vez voy a enseñarles algo: Voy a revelarles mi mano y mi poder. Así sabrán que mi nombre es el Señor.»