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Israel, una esposa infiel

23 »Tú dices: “¡Esto no es cierto!
    ¡No he rendido culto a las imágenes de Baal!”.
¿Pero cómo puedes decir semejante cosa?
    ¡Ve y mira lo que hay en cualquier valle de la tierra!
Reconoce los espantosos pecados que has cometido.
    Eres como una camella inquieta,
    buscando un macho con desesperación.
24 Eres como una burra salvaje,
    olfateando el viento en época de apareamiento.
¿Quién puede contenerla de su celo?
    ¡Los que la desean no necesitan buscar demasiado,
    porque es ella quien corre hacia ellos!
25 ¿Cuándo dejarás de correr?
    ¿Cuándo desistirás de jadear tras otros dioses?
Pero tú dices: “Ahórrate tus palabras.
    ¡Estoy enamorada de estos dioses ajenos,
    y no puedo dejar de amarlos!”.

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23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, 24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán. 25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

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