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23 »¿Cómo te atreves a decir: “No me he corrompido
    ni he adorado dioses falsos”?
Observa tu comportamiento en el valle
    y reconoce lo que has hecho,
camella que anda a la ligera,
    de aquí para allá;
24 burra salvaje, que tira al monte,
    que ardiendo de ganas olfatea el viento.
Cuando está en celo,
    no hay quien la controle.
El macho que quiera aparearse con ella,
    no tendrá que buscar mucho
porque es fácil de encontrar
    cuando está en época de celo.
25 No andes corriendo con los pies descalzos,
    ni dejes que se te reseque la garganta.
Pero tú dices: “¡Ni modo, no hay remedio!
    Me gustan los extraños y me iré tras ellos”.

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23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, 24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán. 25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir.

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